La medición de éxito, si bien incluye metas de índole global, subjetivas, sociales y comerciales, no puede eludir las métricas económico-financieras que interpelen niveles de eficiencia. En esta dirección, el alcance de metas debe además poner el foco en la productividad, alineando los inputs de recursos y los outputs de objetivos propuestos.

Las estructuras de costos pueden configurarse dentro de dos marcos conceptuales: un modelo en el cual prevalecen los costos de capital y otro en el que se destacan los costos operativos. El primero daría relevancia a los CAPEX (“Capital Expenditure” o “gasto de capital”), priorizando la inversión en bienes duraderos, como edificios, maquinaria o vehículos, prevaleciendo su capacidad de producción y crecimiento a largo plazo. El segundo modelo se configura en base a la relevancia de los OPEX (“Operational Expenditures” o “gasto operativo”), siendo este un modelo de costos dirigido al funcionamiento de un producto, negocio o sistema. Dinamismo o dinámica en la toma de decisiones. Estos dos encuadres, así como sus combinaciones intermedias, tienen características importantes a tener en cuenta en la planificación de la estructura de costos y su relación riesgo-rendimiento.

El modelo orientado hacia los CAPEX presenta una estructura de costos fijos predominante que favorece la producción a escala, y con costos variables mínimos que una vez restados de los ingresos operativos, brindan una contribución marginal proporcionalmente elevada. Estas configuraciones suelen contener un elevado índice de apalancamiento operativo, el cual consta de relacionar el cociente entre la contribución marginal (diferencia entre ventas y costo variable o margen de marcación) y los ingresos operativos (CM/IO). Este ratio permite conocer cuál sería la sensibilidad del impacto en la rentabilidad de la empresa ante un aumento o disminución de producción.

El modelo cuyo OPEX es predominante, posee bajos costos estructurales a largo plazo, y mayores costos variables relacionados a las actividades y la prestación de los servicios de la compañía. Las ventajas de esta configuración son su flexibilidad ante cambios en los mercados y posibilidades variadas para la dirección de la firma en la toma de decisiones. Dentro de las cualidades de este modelo se puede destacar la baja volatilidad o riesgo de cobertura de costos fijos ante una desaceleración de los niveles de producción. La combinación eficiente entre CAPEX y OPEX configura una estructura de costos óptima, permitiendo a la vez conocer los ratios de riesgo-rendimiento o volatilidad de la producción.